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Aventurarse junto con varios otros... pares, congéneres, posibilita reencontrarnos con que somos uno y muchos, habitando en el mismo cuerpo, con que somos con otros. Ver que nos acerca y qué nos aleja. Conocer qué otros determinan qué en nosotros mismos. A qué distancia queremos estar, cómo nos movemos, que nos ayuda a fluir, qué nos asusta, qué nos detiene. Y así se van multiplicando nuestras posibilidades, nuestro repertorio de movimiento se expande.